viernes, 19 de diciembre de 2014

Es tiempo de hacer chapas.


Acabé mi trabajo en el segundo libro de la saga del doctor Uriel. Ahora los amigos cercanos lo leen atentamente y me ayudan con la ortografía o afinando la narrativa. Elena comienza a colorear.



Hay que ordenar el estudio. Recojo papeles, escritos de versiones anteriores, “storys", bocetos a lápiz, ensayos de tinta… papeles que guardo en cajones, para las exposiciones futuras.
Pero siempre sobran pequeños dibujos, detalles, esquinas ilustradas en cualquier folio,  y con este material fabricamos nuestras chapas. Chapas con dibujos originales, jamás reproducciones.


Es lo que en el estudio llamamos el “pinchart”. Una chapa es un dibujo enmarcado, que puedes colgar de un clavo, poner en una cortina, llevarlo en un bolso o cualquier otro uso que se te ocurra.


Las chapas son mi material de promoción favorito, las regalo, en las presentaciones, ferias y eventos varios a los que acudo. Porque aunque mi cabeza ya está en el tercer libro, aún sigo promocionando el primer libro, y anunciando el segundo que ya está en capilla.
Fui invitado al salón del cómic de Zaragoza y allá que acudí con mi saquito de chapas.


Después estuve en Burriana en otra entrañable presentación, mano a mano, con Paco Roca.


Decididamente, he comprobado que la chapa es un regalo que gusta.

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